El procesamiento de alimentos esencialmente lo que hace es separarlo en componentes, en ambos casos para su uso y para reducir su desperdicio.

Al procesar el grano completo y convertirlo en harina blanca, el afrecho o salvado y el germen son eliminados. Al procesar semillas y nueces para producir aceites, estos son super calentados y el contenido de magnesio es filtrado o eliminado con el uso de de aditivos químicos.

Estas partes de las plantas que son eliminadas son las que contienen las más alta cantidad de minerales, como el magnesio.

  • Aceites refinados remueven todo el magnesio, el resultado es un producto con ninguna cantidad del mineral.
  • Granos refinados remueven entre el 80 y 97% del magnesio. Al menos 20 nutrientes son eliminados en el proceso. Sólo el 5% son restituídos cuando las harinas refinadas son “enriquecidas”. El Magnesio no es uno de estos minerales.
  • Azúcar refinada remueve todo el magnesio. La melaza, que es eliminada de la caña de azúcar en el proceso de refinamiento, contiene hasta el 25% de la recomendación diaria de magnesio por cucharada.

Uno de los efectos colaterales del procesamiento de alimentos es el aumento de calorías por volumen. Por ejemplo, cuando el trigo es refinado para convertirlo en harina blanca, las calorías aumentan en un 8%.

Comidas rápidas, pizzas, pasteles, galletas y frituras consisten casi exclusivamente en granos refinados, aceites y azúcares. Con el tiempo, el consumo excesivo de estos alimentos puede conducir a obesidad y junto a la deficiencia de magnesio, una combinación potencialmente fatal.

“Si la comida del restaurant, tienda o hecha en casa contiene grasa, harina refinada y/o azúcar como uno de los ingredientes principales, seguro es una comida baja en magnesio y alta en calorías. Una dieta frecuente con este tipo de alimentos  puede ocasionar deficiencia de magnesio y con ello el síndrome metabólico,  factor importante de las enfermedades de corazón.” Señala la doctora Mildred Seelig, autora de “El Factor Magnesio.”