El magnesio ayuda a formar la hormona que el cuerpo necesita para absorber el calcio. Si usted toma suplementos de calcio y no ingiere suficiente magnesio, el calcio no puede  formar huesos. Se puede ir por el toilet o a las articulaciones, órganos y tejidos blandos, el resultado de esto son dolores muy fuertes.

En la mayoría de los países, las personas ingieren dietas bajas en magnesio mientras consumen alimentos con contenido muy alto en calcio.

Por ejemplo, productos lácteos como leche, queso y yogur contienen 9 veces más calcio que magnesio. No solamente alimentos tradicionales son ricos en calcio, hoy en día a muchos alimentos como el jugo de naranja, cereales y hasta al agua se les añade calcio. Las compañías han encontrado en esto una buena forma de mercadear sus productos.

Además de todo el calcio extra que se agrega a los alimentos, el magnesio ha sido arrasado de alimentos tradicionales como pan, arroz, etc. En el proceso de refinamiento el mineral también es eliminado. Entonces muchas personas están ingiriendo más calcio pero no lo pueden absorber para tener huesos más fuertes sino que es depositado en las articulaciones, tejidos blandos, venas y arterias.

Por muchos años hemos escuchado sobre el calcio y su  papel en la salud de los huesos: “El calcio es esencial para la salud de los huesos”, también: “Tome leche para tener huesos sanos…Tome antiácido a base de calcio y esto además de ayudar a sus huesos le aliviara el estómago…Fíjese bien, esta comida esta fortificada con calcio para huesos más sanos! Hasta existe una campaña conocida como GOT MILK? ¿Tomó su leche?, y un comercial muestra a Superman prometiendo ¡huesos de acero si usted toma leche!

Este enfoque en el calcio como la “bala de plata” para la salud de los huesos no está limitada sólo a los mensajes de mercadeo. Se puede ver también en páginas de internet sobre la osteoporosis, en panfletos y en reportes de investigaciones. En nuestra sociedad, donde el calcio está ampliamente disponible y sus beneficios son conocidos, enfermedades óseas como osteoporosis y osteopenia, siguen rampantes. ¿Por qué?

La verdad es que la pérdida ósea no es causada por el bajo consumo de calcio. Además, el calcio por si mismo no previene la pérdida ósea ni las fracturas osteoporóticas.

La salud ósea depende no tanto del consumo de calcio sino en su metabolismo y utilización. Los factores principales para eso son: la vitamina D, vitamina K y el magnesio, todos ignorados por las campañas publicitarias cuando se trata de destacar la prevención la osteoporosis.

El Dr. Mark Stengler del Colegio Nacional de Medicina Natural señala que la importancia del magnesio en la salud de los huesos no debe sorprender por un sin número de razones. El cuerpo mantiene el 60% del magnesio en los huesos. Este mineral influye en como el calcio es transportado fuera del tracto gastrointestinal y transformado en hueso. También ayuda a controlar cientos de reacciones enzimáticas en las células que influyen en la densidad ósea. Además, este mineral es requerido para la formación de proteínas que ayudan a formar huesos.

Muchas personas están familiarizadas con el magnesio y asumen que lo están adquiriendo en los alimentos que consumen. Pero Dr. Stengler está en completo desacuerdo con esa creencia. Mientras el mineral existe en granos completos, nueces, legumbres, vegetales verdes, pescado y carne, la triste realidad es que estos no son alimentos que llenan los platos de la mayoría de personas. Además, un número de medicinas agotan las reservas de magnesio. La lista de medicamentos es extensa e incluye: diuréticos, antibióticos, asma, corticosteroides y ciclosporina entre otros. Tomar exceso de alcohol también agota el magnesio del cuerpo.

El magnesio se encuentra en cada célula y sirve como regulador, permitiendo la entrada y salida de pequeñas cantidades de calcio. El Magnesio trabaja en equipo con la vitamina B6 regulando la absorción del calcio en los huesos. Esta es sólo una de las 300 funciones que se conocen del magnesio. En otras palabras, sin el magnesio el calcio no puede ser absorbido en los huesos. Nuestros huesos contienen más de la mitad del total del mineral en el cuerpo.